













CARTA BLANCA « LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL FILMADA POR CINEASTAS AFICIONADOS, OSTRA MIRADA CONFLICTO » - POR MARC POTTIER, ASESOR HISTÓRICO
El ciclo conmemorativo del 80 aniversario de la Liberación de Francia empezó en Córcega, ha continuado con un homenaje a los héroes extranjeros de la Resistencia, ha rendido homenaje a la memoria de los grandes maquis y a las víctimas de la Shoa, ha continuado en Normandía subrayando la importancia estratégica del Desembarco y terminará en 2025 con la conmemoración del final de la guerra en Europa. En este contexto, el lanzamiento de la plataforma Amorce, con cerca de 200 películas rodadas por cineastas aficionados entre 1937 y la inmediata posguerra, constituye una herramienta excepcional de conocimiento y de transmisión del mismo al ofrecer una mirada diferente sobre el conflicto.
La Segunda Guerra Mundial ha quedado resumida con demasiada frecuencia en la memoria y el imaginario común como un cúmulo de datos, estrategias, movimientos de tropas, discursos famosos y grandes personajes históricos. Estos referentes colectivos son también producto de los noticiarios de actualidad oficiales de la época o de las imágenes filmadas por los operadores del ejército. Esos archivos que solemos encontrar de manera genérica en los documentales históricos, en programas de televisión y en las exposiciones de museos, forman nuestros referentes visuales ligados al conflicto.
Nuestras referencias en imágenes animadas están también unidas al cine hollywoodiense, con películas de culto como El día más largo, de Darryl F. Zanuck, estrenada en 1962, Salvar al soldado Ryan, de Steven Spielberg, estrenada en 1998, o una serie como Band of Brothers, creada por Tom Hanks y Steven Spielberg, emitida en 2001 por HBO, o videojuegos como Medal of Honor, lanzado en 1999, y Call of Duty WWII lanzado en 2017. ¿Qué aportan las imágenes tomadas por cineastas aficionados frente a estas representaciones visuales de la Segunda Guerra Mundial? ¿En qué medida esas fuentes de la intimidad, esas películas familiares, ofrecen una forma renovada y más cercana de una “historia en bruto” capaz de llevarnos de vuelta al tiempo largo y ambiguo de “los años oscuros”, de la Ocupación y la Liberación?
En primer lugar, estas películas de aficionados son un acto de memoria. El cineasta amateur quiere captar el acontecimiento histórico mayor, la irrupción de la gran Historia. Dejar huella para no olvidar también es importante; transmitir el momento extraordinario vivido es lo propio del que filma. Lo familiar y lo íntimo confrontados a momentos absolutamente singulares, el cineasta toma entonces su cámara y ofrece su testimonio personal.
La selección de las 13 filmotecas, con un archivo destacado, caracteriza poderosamente esos momentos de cambio, esos periodos decisivos de la historia. Uno de los momentos clave que aparece repetidamente en estas películas es “la extraña derrota” de 1940. El derrumbe en apenas unas semanas del ejército francés, el hundimiento de un país y la llegada de las tropas alemanas están presentes en la película de Fernand Bignon, Communion, Normandie Images. Este archivo vincula la historia familiar, lo íntimo, con la actualidad fuera de lo corriente del momento. Así, el domingo 19 de mayo de 1940 en Gisors, en el Eure, es el día de la primera comunión de Jacqueline Bignon. Como de costumbre, Fernand, su padre, fotógrafo profesional establecido desde principios de los años 30 en la capital del Vexin normando, filma este momento capital en la vida de su hija bienamada. Fernand capta implícitamente la vida de los gisorsinos durante las semanas de la campaña de Francia y la derrota francesa. En segundo plano de la celebración privada vemos varias columnas de vehículos. Son refugiados holandeses, belgas y luxemburgueses, pero también los hay procedentes del norte de Francia, que cruzan la gran localidad del Eure. Durante las tres últimas semanas de mayo de 1940, a este departamento afluye un millón de refugiados. El Eure es tierra de asilo y espacio de circulación de los expatriados.
El archivo Seconde Guerre mondiale à Charlieu, de la Filmoteca de Saint-Étienne, muestra también la derrota de las tropas francesas, el hundimiento de un ejército que hasta mayo de 1940 estaba considerado el más potente del mundo. Las columnas de vehículos y los coches de refugiados que cruzan la ciudad del Loira preceden la llegada inminente de las tropas alemanas.
Otro momento crucial del testimonio filmado dentro de la cronología de la guerra es la presencia del ocupante. Las imágenes de tropas alemanas reflejan el aspecto más evidente de la Francia ocupada. Son un testimonio de Francia «en la época alemana», tanto más significativas porque, el 22 de octubre de 1940, las autoridades alemanas de ocupación publicaron una orden decretando «la prohibición de filmar en formatos reducidos de cualquier tipo y tamaño».
Tenderos y comerciantes tienen prohibido vender película, hacer revelados o positivados en 8 mm, 9,5 mm o 16 mm, excepto para los soldados alemanes. A esto se añaden los problemas de suministro de materias primas, películas y productos químicos. Es decir que fue con peligro de su vida y pese a la penuria de material como estos particulares filmaron la guerra. La película Arrivée d’une colonne allemande, CICLIC, rodada a escondidas desde la ventana por Maurice Raby en Châtillon-Coligny, es sumamente reveladora de la necesidad de dar testimonio, pese al peligro afrontado. Desafiando las prohibiciones, la cámara se convierte en un contrapunto, se erige en contrapoder o en válvula de escape, de la intrusión por la fuerza del Ocupante en la intimidad de la la vida. Estas películas pueden considerarse de hecho como una de las formas que asumió la resistencia civil, un compromiso por y con la cámara de ofrecer testimonio no solamente para dejar constancia y describir los acontecimientos, sino también para acreditar un rechazo.
El arquetipo en la selección de la película ejemplar del «rechazo de la Ocupación», obra de resistencia mediante la cámara, es sin lugar a dudas Maquisards de Maurienne, Filmoteca de los territorios de Saboya y el Ain. El cineasta y resistente Eugène de Grolée-Virville filmó la vida cotidiana de los resistentes pertenecientes a la compañía Stéphane del batallón del Grésivaudan en sus campamentos, durante sus desplazamientos y sus entrenamientos, en el transcurso de algunas emboscadas y combates en los Alpes en Saboya. Son imágenes verdaderamente excepcionales que muestran retratos de resistentes de una fuerza singular.
Otro momento trascendental y asunto de muchas películas es la Liberación. Seconde Guerre mondiale à Charlieu de la Filmoteca de Saint-Étienne, Liberté retrouvée: la liberation de Candas et le retour des prisonniers, Archipop, o Catastrophes, Memoria de las Imágenes Reanimadas de Alsacia, evocan las inolvidables escenas de júbilo, los abrazos y cálidos apretones de manos que caracterizan el momento tan esperado de la llegada de los liberadores aliados. La alegría estalla en los pueblos y ciudades liberados sin haber sufrido demasiado los combates. A toda prisa se confeccionan banderolas a la gloria de los aliados, banderas e incluso vestidos con los colores de la Union Jack (UK) o de la Bandera estrellada (EE.UU). Alguien enarbola la bandera tricolor adornada con la Cruz de Lorena, emblema de la Resistencia.
Sin embargo, la Liberación es también demasiado a menudo sinónimo de sufrimiento y destrucción. Aron après la tourmente, Ofnibus – Residencia de archivos itinerante, describe el martirio de este pueblo de Mayenne. Entre el 5 y el 13 de agosto de 1944, los alemanes y las fuerzas norteamericanas libraron incesantes combates. Treinta y una personas, domiciliadas o refugiadas en Aron, pierden la vida en el curso de esta semana sangrienta, entre las cuales dieciocho víctimas de bombardeos y trece de la barbarie nazi. Brest en ruines, de la Filmoteca de Bretaña se inscribe en la misma línea de dar testimonio del precio de la libertad recuperada. Brest fue liberada entre el 18 y 19 de septiembre de 1944, al cabo de seis semanas de asedio. Pagó un precio muy elevado, pues la ciudad quedó completamente arrasada por los bombardeos aliados y los ataques alemanes. 428 muertos, 5 000 edificios destruidos, el puerto inaccesible, 2000 pecios en la rada, no quedaba arsenal, casi el 80 % de la ciudad estaba en ruinas.
Ruines et deuils ou les Vosges sinistrées, Image’est muestra a su vez la dureza de los combates, la destrucción en Saint-Dié-des-Vosges, Épinal, La Bresse, Charmes y Rochesson. Desde septiembre de 1944 a febrero de 1945, la batalla de los Vosgos es la primera verdadera resistencia de los alemanes en Francia al avance aliado tras el hundimiento del frente normando. Los combates entre americanos, franceses y las tropas alemanas son de gran intensidad; el durísimo invierno de 1944-1945 y el macizo vosguiano complican más si cabe la situación. El archivo filmado por el reverendo Padre Joseph Danion, superior de la basílica de Domrémy, ilustra tanto esas dificultades como las consecuencias de la batalla, el «precio pagado» por recuperar la libertad.
Es verdad que por fin se había firmado el armisticio. La película 8 mai 1945 à Genève, Fundación Autrefois Genève muestra perfectamente el momento de enorme alegría y de alivio, la esperanza colectiva después de la capitulación nazi y la paz en Europa. No obstante, aún no había terminado todo y la vida no volvía a ser como antes.
Era la hora del regreso a casa de los prisioneros de guerra, de los reclutas al trabajo forzado y los deportados: La liberation de Candas et le retour des prisonniers, Archipop. A pesar de la alegría, de las fiestas y desfiles que dan la bienvenida a los hijos del municipio ausentes durante demasiado tiempo y de los supervivientes, en realidad el reencuentro es difícil. La imagen de los «cautivos del año cuarenta» está especialmente asociada a la derrota sufrida cinco años antes. Otras figuras masculinas, como la del resistente desde el interior o desde el exterior, se imponen entonces en la sociedad francesa de posguerra.
Y antes de que la vida vuelva a la normalidad, hay que intentar retirar las secuelas materiales del conflicto. De eso trata Déminage de la plage du Touquet, Cinéam-Archivos audiovisuales en la periferia parisina. Desminado, retirada de bombas y obuses, la destrucción de los cientos de artefactos mortíferos que quedan en playas, campos, setos y ruinas es un trabajo previo indispensable. Dada la dimensión del problema, se crea una Dirección de Desminado en el seno del Ministerio de la Reconstrucción y Urbanismo. A la cabeza de esta se designa al famoso resistente Raymond Aubrac. Para tarea tan peligrosa se emplea, junto a desactivadores de minas voluntarios, a presos de guerra alemanes. Todos pagan un precio muy alto. Quinientos franceses y más de mil ochocientos prisioneros pierden la vida durante la misión de desminado.
Las secuelas de la guerra se manifiestan también en el tiempo largo. Murmures, une histoires de femmes coréennes, Centro Audiovisual Simone Beauvoir, documenta el sufrimiento de las mujeres coreanas obligadas a prostituirse para los militares japoneses. Las heridas y la vergüenza de la esclavitud sexual, la negativa por parte de las autoridades japonesas a reconocer los crímenes y abusos cometidos contra esas mujeres, así como las matanzas de civiles en Nankín, China, provocan que décadas después de la guerra «el pasado no pasa». Murmures, une histoires de femmes coréennes, recuerda que la guerra fue mundial, que la memoria fílmica del conflicto la componen también otras miradas.
Encontramos esta otra manera de vivir y de filmar en Diverses images de l’armée allemande, 1944, Filmoteca de Montagne. Se trata de imágenes rodadas por un oficial alemán de la vida cotidiana de un regimiento, con sus desplazamientos, permisos y descansos; los banquetes de Navidad son los del otro bando, el alemán. Lo que vemos es muy ordinario en realidad, hechos corrientes en la vida de todas las tropas. Sin embargo, por detrás de la banalidad filmada es imposible no preguntarse: ¿qué hicieron estos soldados durante la guerra? ¿Participaron en las matanzas de masa en el Frente del Este o en los excesos cometidos en otras zonas?
Cuesta no tener en mente el libro de Christopher Browning Aquellos hombres grises. El batallón 101 y la solución final en Polonia (Edhasa). Ignorando por falta de información sobre este regimiento lo que esos hombres hicieron, la cuestión capital de la banalidad de los asesinos así como la banalización del mal se encuentran implícitas tanto en este archivo como en otras películas protagonizadas por soldados alemanes, Catastrophes, Memoria de las Imágenes Reanimadas de Alsacia, o Arrivée d’une colonne allemande, CICLIC.
Transmitir, no olvidar, seguramente estas son las palabras clave de tan singulares y excepcionales documentos.
La colección Segunda Guerra Mundial publicada en línea con Amorce es una verdadera obra de historia y de memoria. Animados por la voluntad de dar testimonio histórico, por el deseo de transmisión familiar, por la pasión cinematográfica, varios cineastas aficionados captaron lo cotidiano frente a las heridas de la historia. Por instinto empatizamos con los que filman, con su deseo de capturar lo efímero, pues detrás de la cámara se encuentran, en sentido amplio, nuestros padres.
Es cierto que no siempre es posible descodificar, comentar e historicizar esos archivos, pero la fuerza de estas películas de aficionado, sobre todo con la intimidad de la mirada de la cámara, donde no es raro que los protagonistas miren al objetivo con confianza, o timidez, simpatía, incomodidad, o fantasía, está en hacer la historia sensible e impactante.
La película familiar no es un simple añadido anecdótico al gran relato de la Historia, sino que constituye innegablemente otra mirada, un contrapunto esencial a las imágenes y a los discursos oficiales, una manera renovada y cercana a una historia de la realidad de traducir el pasado. Amorce o la memoria fílmica de los territorios es por todo ello una plataforma única, un recurso excepcional.



